Los fics y shots que aqui publicamos van dirigidos a personas de mente abierta y mayores de edad.
La mayoría de los textos contienen lemmon y son catalogados para mayores de 16 años.

viernes, 21 de mayo de 2010

Embosquejando El Deseo

Yo soy apolo y les contaré historias y poemas para que se deleiten y calienten con los aces de luz de mi imaginación espero les guste:

Aqui estos negros ojos que al amparo de tu mirada
paralizan el tiempo frente a los míos
y entonces, me rodea y domina un
impulso que me transporta hacia tu
cuerpo y te presentas como si estuvieras
moldeada para mis manos que reconocen
tus líneas y se confabulan con mis
labios deseosos de humedecer los tuyos.

Imagino entonces rodear tu cuerpo y
tomar de él todo lo que es mío, te sostengo
estoy tras de ti con mi boca murmuro
tu nombre desde tus oídos hasta la
bronceada figura de tus hombros entonces

Tú respiración se agita y nuestros
cuerpos son uno, mis dedos descifran
tu cuerpo y guían mis manos a lugares
que nos estremecen, tus labios enrojecen
y tu mirada ya es mía

Te has entregado al delicado movimiento
que nos aborda placenteramente, ya no
hay limites todo fluye, busco sostener
fuertemente tu figura y fusionarla

Con la mía, luego tiendo tu cuerpo desnudo
sobre una suave cama blanca y me recuesto
sobre ti deslizando la palma de mis manos hasta
encontrar tus pechos que endurecidos me esperan
mientras mis labios disfrutan de tu aterciopelada
espalda

Tú respiración se transforma en deliciosos sonidos que me enloquecen, de pronto
tus sensuales caderas se apoderan del espacio
moviéndose como delicadas ramas sopladas por él
viento e incansablemente buscan tener contacto
con mi piel. Si, inevitablemente ya no hay volver.

Mi cuerpo al igual que mi corazón entran por una
cálida vertiente para encontrarse con las
caricias del placer que dos corazones generan al
renacer.

OneShoot: Noche de Luna Nueva....

Este es mi primer lemmon... espero les guste...

Recorrí su suave espalda con la punta de mis dedos, mientras mi mirada se sumergía en la suya, oscura como la noche.

Todo en él me invitaba a acercarme, todo en mí pedía a gritos sus caricias y besos.

Era tarde ya. El nuevo día se abría paso a lo lejos. El amanecer despertaría en el cielo de un momento a otro.
Allí donde estábamos, en plena playa, el cielo brillaba colmado de estrellas.

-Mi hermosa Luna... Tu belleza me atrapa...- susurró a mi oído.
Sonreí, provocativa y deseosa de sus labios.
Rodeé su cuello con mis brazos y lo atraje hacía mí con urgencia.
Mis labios y los suyos comenzaron a danzar, sincronizados y rítmicos... Primero suave y dulcemente, luego con pasión casi violenta.

Al amanecer lo perdería.
Al amanecer él me perdería...
Debíamos aprovechar estas horas robadas al anciano tiempo, antes de que nos perdiéramos indefinidamente.

-Mi Sol, sabes que eres lo que más amo...- murmuré, a su oído, mientras mis labios recorrían su cuello.
Y mi amado gimió gustoso de mis besos.

Mi pálida piel contrastaba con su bronceado cuerpo.
Sus brazos me envolvían, fuertes y gallardos y yo me sentía como la indefensa princesa de algún cuento de hadas...

-No te reprimas... Déjate llevar por tu instinto...- pidió mi amante, mientras deslizaba su lengua por mi clavicula.
Me estremecí bajo el calor que de su contacto surgía y me mordí el labio inferior, pensando por dónde comenzar...

Nuestras ropas descansaban en el suelo, sólo el abrigo de nuestro cuerpos, fusionados en un infinito abrazo, nos cubría.
Mi cuerpo frío y su físico ardiente formaban la mejor combinación.
Una pareja perfecta, más allá de todo...

Con trazo perfecto y delicado, mis manos dibujaron mil líneas por su espalda, pecho y abdomen, mientras cubría cada centímetro de su piel con mis besos.
Y mi cuerpo vibraba bajo el deslizar de sus manos, que recorrían mi cuerpo en toda su extensión, como procurando memorizar cada detalle preciso y exacto.

El cielo se dejó ver más oscuro, señal de que el amanecer empujaba por despertar.
Cerré mis ojos y suspiré, tratando de dejar a un lado el hecho de que lo perdería una vez más cuando la aurora cantara su melodía de luz...

Toda la noche habíamos gozado de nuestro amor, pero me dejaba sabor a poco esas dulces y fogosas horas... Le quería conmigo por siempre. Algo imposible en verdad...
Entonces... Al menos podía disfrutar una vez más de su ser todo para mí.
Luego se iría, como siempre, y ya no tendría dueña, hasta volver a encontrarnos.

Mordí juguetona sus hombros y sonreí al sentirlo rugir como bravo león.
Sabía bien que eso lo despertaba y llamaba a buscarme y eso quería.

Su manos bajaron por mis flancos, suavemente acariciaron mi abdomen y bajo vientre y mientras sus labios besaban mis senos con adoración, sus dedos iniciaron un camino que sólo podía conducir al mayor placer...
Sus caricias en el interior de mis piernas quemaban con pasión y los gemidos comenzaron a nacer de mis labios uno tras otro...

Suavemente sus dedos penetraron mi interior y alcanzaron mi centro, haciéndome gritar. Tanto placer, tanto goce parecía imposible...
O eso creía yo... Hasta que sus labios bajaron e hicieron contacto con esa sensible zona y su lengua en llamas comenzó a entrar y salir saboreando mi humedad, haciéndome ver las estrellas aún más cerca...
Su lengua pasó a jugar con mi clítoris mientras con sus dedos alcanzaba mi centro y me hacía estremecer una y otra y otra vez...

-Por favor... Entra ya...- supliqué, deseosa y a punto de estallar.
Levantó entonces su rostro y me miró, sus ojos brillaban con pasión y tanto deseo como los míos. Sonrió, mientras comenzaba su camino de regreso hacia arriba.
Sus manos ahora apresaban mis caderas, mientras sus labios se encontraban con los míos, frenéticos de amor.

Lentamente introdujo su miembro en mi interior, que parecía llamarle a gritos.
Sus movimientos eran precisos. Estaba degustando el último momento juntos, antes de la separación.

Sus caderas se movían a ritmo, suave y profundo, fuerte y superfluo, entrando y saliendo de mi, estrechandose contra mi cuerpo, alejándose sólo para tomar impulso y volver a entrar...

Mi cuerpo se arqueó hacia él, mientras mis uñas se clavaban en su espalda y un fuerte gemir nacía en lo profundo de su pecho.

Sonreí y lo impulsé suavemente, rodamos de manera que yo quedé encima tuyo.
-Princesa... Hazme tuyo...- susurró, sonriendo.
Y yo le devolví la sonrisa mientras comenzaba a contornearme y menear sobre él.
Sentirlo así, tan profundo, era algo que me encantaba y procuraba saborear este momento antes del final...

Mis movimientos se tornaron más rápidos, hacia adelante y atrás, mi cuerpo se desplazaba en una danza que él y yo conocíamos bien...
Siglos de besos y caricias, milenios de amor y pasión siempre ardiente...

Con su mirada encendida enderesó su cuerpo y besó una vez más mis senos, mordiendo mis pezones, haciéndome gemir aún más de placer.
Mi intimidad se hizo más estrecha y su miembro se tornó más firme ante mi contacto...

Rodeó mi cintura con sus brazos y comenzó a moverse también, como jugando, como compitiendo conmigo...
-Te... amo...- dijo con voz entrecortada.
-Y yo... te amo... a ti...- repliqué entre suspiros y gemidos.

Una, dos, tres... Unas embestidas más y ambos llegamos a la par.
Sus labios recorrieron mi cuello, mi menton y se encontraron con mis labios, que nunca se cansaban de sus besos.

Sus brazos me estrecharon fuerte contra él, mis manos rodearon su cuello mientras nos dábamos el último beso.
Como si mis débiles brazos de mujer pudieran mantenerle aquí, siempre conmigo.
Como si su abrazo fuera suficiente lazo para ya no separarnos nunca.

Me miró, tristemente.
El héroe cansado y vencido que debe salir a luchar una vez más y no desea dejar a su esposa sola en casa.

-Sabes que siempre me tendrás sólo para ti... Sin importar cuántos hombres me miren o anhelen, sólo tú eres mi Sol...- dije, mirándole con dulzura.
-Si... Y tú siempre serás mi Luna...- replicó, sonriendo.

Sus labios rozaron los míos una vez más y un replandor inmenso y fulminante iluminó todo...
Cerré los ojos, como siempre... Y como siempre, al abrirlos, me encontré sola, con el amanecer como único testigo...

"Hasta el próximo mes..." pensé, mientras me vestía con mis túnicas plateadas.
Desde que el universo existía, siempre había sido así...
Una noche, cada 28 dias, una noche para vivirla a pleno con él... Y luego, un mes viviendo sólo de su reflejo, sabiendo que su luz significaba el día en algún distante lugar...

Pero al menos una vez al mes él era mío y yo suya...
Y siempre sería así...
Noches de "luna nueva" dicen los humanos... Noches en las que mi amado y yo gozamos de nuestro amor a escondidas...